Mira porque Rosa M Palacios es la mas repudiada del pais
Todo comenzó en un tono sobrio, como suele presentarse Rosa María Palacios en su programa «Sin guion». Pero esta vez, la abogada y comunicadora no pudo disimular lo que muchos ya sospechaban: una profunda aversión hacia cualquier logro de la actual gestión municipal, especialmente si viene de manos de Rafael López Aliaga. El detonante fue el anuncio de la llegada de los trenes del proyecto Lima–Chosica, una iniciativa sin precedentes para descongestionar la ciudad.
En su intervención, Palacios no escatimó adjetivos para denostar la compra de trenes gestionada por la Municipalidad de Lima. En un intento por deslegitimar la operación, afirmó sin reparo que se trataba de “un pésimo negocio” y, en tono burlón, llegó a decir que “nos están cobrando por llevarnos la basura”.
¿La razón de tanto veneno? Según fuentes cercanas a su entorno, se trataría de una mezcla explosiva entre rivalidad política y la imposibilidad de aceptar que una obra concreta, funcional y visible se haya hecho realidad fuera de su círculo de aprobación ideológica. El “delivery de basura” al que ella aludía, no es otra cosa que vagones de acero inoxidable, con aire acondicionado, doble nivel, baños modernos y espacios para bicicletas. ¿Basura? ¡Por favor!
Los trenes avanzan, Rosa María retrocede
Mientras ella denunciaba con sarcasmo el “gasto injustificado”, desde California partían los primeros 45 vagones y 10 locomotoras reacondicionadas y revisadas para prestar servicio en Lima. La paradoja fue inmediata: los videos del interior de los trenes —diseñados con materiales durables, sistemas modernos y una funcionalidad orientada al confort ciudadano— circularon como pólvora por redes sociales.
¿Y qué pasó con Rosa María? El repudio no se hizo esperar. Los comentarios de sus seguidores, otrora fieles, comenzaron a llenarse de frases como “te pasaste de mezquina”, “esto ya no es crítica, es pura envidia”, y “desacreditar por deporte es un pésimo hábito”. Incluso periodistas de otras trincheras, que usualmente no simpatizan con la gestión de López Aliaga, reconocieron que los trenes, más allá de su antigüedad, representan un salto cualitativo para el transporte limeño.
Lo que en teoría iba a ser una “denuncia sensata” se convirtió en un estruendoso boomerang mediático. Los usuarios no tardaron en compartir clips comparativos entre las combis deterioradas que circulan por la ciudad y los trenes californianos que pronto recorrerán la ruta Desamparados–Chosica. La diferencia era abismal. ¿Quién puede estar en contra de un sistema ferroviario que descongestiona, mejora la experiencia del pasajero y se conecta con el Metro de Lima?
El pueblo defiende lo suyo
Las críticas hacia Rosa María Palacios trascendieron las redes. En programas de radio local, llamadas de oyentes exigían que se “deje de boicotear lo bueno” y “deje de hablar desde la comodidad de su escritorio”. Algunos incluso recordaron cómo en anteriores gestiones, con sobrecostos y obras inconclusas, la comunicadora guardó un silencio sospechoso. ¿Por qué ahora tanta indignación con trenes que, aun usados, representan una mejora tangible?
En los mercados, paraderos y redes de vecinos, la conversación giraba en torno a una misma idea: “que no les guste López Aliaga no significa que todo lo que haga esté mal”. Esa fue, quizás, la mayor derrota para Palacios: perder la credibilidad de un público que solía respetarla por su agudeza, pero que ahora la ve más como una activista ideológica que como una periodista imparcial.
El tren del progreso no se detiene
Para cerrar con broche de oro, la Municipalidad de Lima confirmó que el viaje inaugural desde California se realizó bajo la supervisión directa del alcalde Rafael López Aliaga. El compromiso con mejorar el transporte y reactivar el Ferrocarril Central es un hecho, no una promesa. Los trenes llegarán al Callao en julio y comenzarán a transformar, tramo a tramo, la rutina de miles de limeños.
Mientras tanto, Rosa María Palacios deberá enfrentar no solo las consecuencias de sus palabras, sino también el peso de un pueblo que comienza a abrir los ojos y exigir críticas constructivas, no rabietas disfrazadas de periodismo.
Porque cuando el progreso viene sobre rieles, ni el más amargo de los discursos puede detener su marcha.
¡Y eso, señora Palacios, no es un guion que usted pueda reescribir!