Solidaridad con Sthepanie Cayo tras lo tristemente sucedido
En los últimos días, la reconocida actriz y modelo peruana Stephanie Cayo ha sido blanco de ataques injustificados tras pronunciarse de forma positiva sobre el nuevo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. Sus declaraciones, hechas en un live de Instagram, despertaron una ola de críticas —algunas de ellas abiertamente hostiles— provenientes de sectores mediáticos conocidos por su discurso polarizante, así como de trolls y haters en redes sociales. Hoy queremos expresar nuestra más firme solidaridad con Stephanie, quien no ha hecho más que ejercer su derecho a opinar libremente sobre un tema de interés nacional.
Durante su transmisión, Stephanie elogió la moderna infraestructura del nuevo terminal aéreo limeño con entusiasmo genuino. “Este aeropuerto de Lima está espectacular”, afirmó, resaltando no solo su diseño, sino también la relevancia de contar con una infraestructura de clase mundial para recibir a miles de pasajeros. Lejos de ser una estrategia de marketing o promoción institucional, sus palabras fueron las de una ciudadana orgullosa de un avance tangible para su país.
Lo que más ha molestado a ciertos sectores no ha sido el elogio al aeropuerto, sino sus declaraciones sobre la cultura de la queja en el Perú. Stephanie señaló que “el peruano siempre se queja” y que esta actitud responde, en parte, a un estilo de vida poco saludable que repercute incluso en el estado de ánimo de las personas. Mencionó el hígado, los carbohidratos y la mala alimentación como factores que podrían influir en el mal humor y en la tendencia a criticar constantemente. Aunque sus palabras fueron expresadas con tono relajado y humorístico, muchos las sacaron de contexto para convertirlas en munición contra ella.
Es lamentable ver cómo la intolerancia a la opinión ajena se ha convertido en una práctica habitual de ciertos sectores del periodismo caviar y del activismo digital, que se autoerigen como árbitros morales de lo que se puede o no se puede decir. Las redes sociales se llenaron rápidamente de burlas, insultos e incluso agresiones personales que nada tienen que ver con un verdadero debate de ideas. En lugar de cuestionar los argumentos con altura, se recurrió a la descalificación, al sarcasmo y a la difamación. Esto no solo es injusto, sino peligroso para la salud democrática del país.
Es importante recordar que la libertad de expresión no es exclusiva de quienes critican o denuncian. También tienen derecho a expresarse quienes celebran los avances, quienes proponen ver el vaso medio lleno, quienes invitan a la reflexión desde una óptica distinta. Stephanie Cayo no ha cometido ningún delito por pensar diferente, por ver con buenos ojos un proyecto de infraestructura que, más allá de sus limitaciones iniciales, representa una mejora sustancial para el país.
Respaldar a Stephanie Cayo no significa callar a quienes piensan distinto, sino exigir respeto para todas las voces, especialmente cuando estas se manifiestan desde la sinceridad y el amor al Perú. Ella ha representado a nuestro país con orgullo en el extranjero, ha llevado el nombre del Perú al mundo del cine y la televisión internacional, y merece ser escuchada sin prejuicios ni hostilidad.
— sin mermeladas (@sinMermeladaspe) June 25, 2025
En un país que aspira a una convivencia democrática, necesitamos más voces libres y menos inquisidores virtuales. Necesitamos más diálogo y menos linchamiento digital. Y, sobre todo, necesitamos más respeto por quienes, como Stephanie Cayo, se atreven a decir lo que piensan sin miedo.
Hoy decimos fuerte y claro: estamos contigo, Stephanie. Tu opinión cuenta. Tu voz vale. Y no estás sola.