Así la Urraca destruyo el mayor tesoro de Philip Butters
Lo que empezó como una provocación de Phillip Butters terminó en un verdadero terremoto mediático que amenaza con sepultar sus aspiraciones políticas. Y la responsable no es otra que Magaly Medina, la conductora de espectáculos más temida de la televisión peruana, quien no dudó en encarar al polémico comunicador y, de paso, desnudar —con palabras afiladas como cuchillas— las estrategias desesperadas que él estaría usando para ganar notoriedad en plena campaña.
El origen del escándalo: la teoría de la “amistad secreta”
Phillip Butters, fiel a su estilo incendiario, lanzó una afirmación que remeció a la farándula: aseguró que la histórica enemistad entre Magaly Medina y Gisela Valcárcel no sería más que una pantomima armada para facturar. Según él, ambas conductoras se reirían en privado de la ingenuidad del público, mientras “se chatean, se mandan bromas y hasta viajan juntas”.
Lo más explosivo de su discurso llegó cuando aseveró, con total seriedad, que Magaly sería madrina de Ethel Pozo y que incluso le habría comprado una casa, un coche y costeado estudios. ¡Una historia de película que, por supuesto, levantó sospechas y titulares!
Butters no se quedó ahí. Entre risas y sarcasmos, insinuó que pronto aparecería un “ampay” de Magaly y Gisela compartiendo fiestas en Miami con “dos venecos”. La frase, cargada de burla y machismo, terminó siendo la chispa que encendió la furia de Medina.
La furia de la “Urraca”: un misil televisado
Magaly Medina, lejos de esquivar el tema, abrió su programa con una respuesta demoledora. Frente a cámaras y con tono firme, desarmó cada una de las afirmaciones de Butters, dejando claro que no solo se trataba de falsedades, sino de un plan mediático de baja calaña.
“Lo dice serio, como si fuera cierto. Y hay gente que le cree. Es tan machista en su comportamiento y manera de hablar, y lo exhibe además como si fuera un galardón”, sentenció con dureza.
Pero el golpe más letal llegó cuando cuestionó la credibilidad política de Butters:
“En las encuestas de popularidad ni aparece. Está tan abajo que ni en ‘otros’ lo incluyen. Entonces necesita decir barbaridades para que hablen de él. Y aquí está la prueba”.
Con esa frase, la conductora no solo desmintió la supuesta amistad con Valcárcel, sino que dejó en evidencia la precariedad del capital político de Butters, exponiéndolo como alguien que recurre a escándalos fabricados porque su nombre no pesa en la arena electoral.
“Nunca fui su madrina, ni compré casas ni autos”
La periodista de ATV fue categórica: jamás fue madrina de Ethel Pozo ni financió sus bienes o vida personal. Al contrario, insistió en que con Gisela Valcárcel apenas ha coincidido en contextos profesionales y en vuelos en los que ni siquiera compartieron momentos cercanos.
“Yo no podría ser amiga de alguien y luego venir aquí a hablar todo lo que hablo, jamás. Nunca nos hemos divertido juntas. En Miami solo coincidimos en algo profesional y nada más”, explicó, derrumbando la narrativa de Butters con un solo discurso.
El tiro por la culata
Lo que Butters planteó como una broma o “revelación picante” se transformó en un boomerang que golpeó su propia imagen. Y es que Medina, con su estilo implacable, logró darle la vuelta a la historia, retratando al comunicador como un político desesperado por figurar en medios, dispuesto a inventar cualquier cosa con tal de ser comentado.
“Es como si yo dijera muy seria que el pleito de Butters con López Aliaga no existe y que va a declinar su candidatura. Bastaría con decirlo con tono serio para que la gente lo crea”, ironizó Magaly, dejando al descubierto el modus operandi del periodista.
La caída de una candidatura herida de muerte
Los efectos no tardaron en sentirse. La frase de Magaly sobre la irrelevancia de Butters en las encuestas corrió como pólvora en redes sociales. Usuarios repitieron una y otra vez que “ni aparece en los sondeos” y que su supuesta candidatura “murió antes de nacer”.
Medina, sin proponérselo, le clavó el puñal más doloroso: la indiferencia del electorado. Y lo hizo en horario estelar, frente a una audiencia masiva que disfruta tanto del espectáculo como de la demolición de egos.
Magaly, la verduga inesperada
Lo cierto es que Phillip Butters nunca imaginó que su intento de burlarse de Magaly terminaría dándole la peor publicidad de su vida política. Lejos de ponerla en entredicho, la “Urraca” capitalizó la situación y, con un discurso mordaz, lo dejó expuesto como un candidato sin piso, sin encuestas y sin credibilidad.
Hoy, la sensación en la opinión pública es clara: Magaly Medina no solo defendió su nombre, sino que pulverizó las aspiraciones políticas de Butters con la misma ferocidad con la que ha destapado tantos escándalos en la farándula. Una jugada que, más que defensa, pareció un jaque mate.