Butters dijo el doloroso final de Delia Espinoza
¡La historia está por cobrar su precio más alto! Delia Espinoza, la ahora cuestionada magistrada que se aferra al cargo de Fiscal de la Nación como si se tratara de un botín, está protagonizando uno de los escándalos más oscuros y vergonzosos en la historia reciente del Ministerio Público. Y fue el periodista Phillip Butters quien, con la claridad y contundencia que lo caracteriza, ya había lanzado la advertencia con voz firme y decidida: “Delia Espinoza terminará en la cárcel si persiste en esta usurpación”.
Y no se trata de meras palabras. La Junta Nacional de Justicia (JNJ), el máximo organismo encargado constitucionalmente de la evaluación, nombramiento y destitución de jueces y fiscales, fue enfática: la suspensión de Patricia Benavides fue completamente ilegal. Así de claro. Sin fundamento legal, sin debido proceso, y, por si fuera poco, sin pruebas contundentes que la vincularan en supuestas ayudas a su hermana. Todo eso fue desmontado punto por punto.
El desenlace jurídico es irrefutable: al declararse nula la suspensión, todo se retrotrae. Y eso significa que Patricia Benavides, guste o no a algunos, retoma su legítimo lugar como Fiscal de la Nación. El retorno fue debidamente comunicado no solo a Delia Espinoza, sino también a todos los Fiscales Supremos. ¿Y qué hizo la señora Espinoza? ¡Desacató la orden! Ni más ni menos que desafiar abiertamente una resolución de carácter obligatorio, emitida por una autoridad superior. Una actitud que ya no es solo cuestionable, sino abiertamente criminal.
Phillip Butters no se anduvo con rodeos: “La señora Espinoza puede ser retirada con la fuerza pública y enviada a prisión”, aseguró en su programa. Y es que firmar documentos, emitir pronunciamientos y continuar actuando como Fiscal de la Nación después de haber sido notificada de su cese es un acto de usurpación de funciones. ¡Un delito claro, flagrante y penado con cárcel!
Pero lo más escandaloso es que no está sola en esta peligrosa aventura. La Junta de Fiscales Supremos ha decidido respaldarla, sumándose así a un acto que ya roza los límites del desacato institucional. Butters lo advirtió: “Están todos poniéndose la soga al cuello”. En lugar de actuar con mesura, con respeto al marco constitucional, han preferido desafiar de forma insólita a la JNJ, que el viernes pasado ratificó su decisión y volvió a exhortar a Espinoza a obedecer la ley.
¿A qué nivel de ceguera política y jurídica han llegado? ¿Qué los impulsa a tal nivel de terquedad institucional? Lo cierto es que el escenario no puede ser más alarmante. Si hoy Delia Espinoza sigue despachando como si nada, es solo cuestión de horas para que pueda ser intervenida por la fuerza pública y retirada del cargo a empujones, como predijo con crudeza Phillip Butters. Y lo que puede seguir es aún más triste: una denuncia penal por usurpación de funciones, desacato y rebelión frente al orden constitucional.
La arrogancia de Espinoza podría costarle su libertad, su carrera, y su nombre. En este caso, la justicia ya habló, y lo hizo de forma firme y definitiva. Solo queda esperar si la señora entiende que el poder no se toma por la fuerza ni se sostiene con terquedad, sino con legalidad y legitimidad.
Y si no lo hace, el final que Phillip Butters le vaticinó no será una simple advertencia mediática… será una dolorosa y escandalosa realidad.