Doloroso lo que nos enteramos luego de su partida
La reciente muerte del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa no solo ha generado un aluvión de homenajes y recuerdos, sino que también ha destapado una serie de escandalosas revelaciones que han remecido tanto al mundo literario como al mediático. Y es que, tras su partida, ha quedado al descubierto una verdad que muchos intuían pero que pocos se atrevían a decir en voz alta: ¡se aprovecharon descaradamente de él!
El escritor peruano, reconocido mundialmente por su pluma brillante, su lucidez intelectual y su firme postura ante la política y la sociedad, terminó sus días envuelto en una relación que, lejos de ser el romántico idilio que los medios nos vendieron, ocultaba tras sus muros de lujo un oscuro trasfondo de manipulación emocional y dependencia económica.
El precio del amor: ¡80 mil euros al mes!
Según revelaciones contenidas en el polémico libro “Reina de Corazones” de la periodista Paloma Barrientos, Vargas Llosa desembolsaba la astronómica suma de 80 mil euros mensuales —¡alrededor de 90 mil dólares!— solo por vivir en la majestuosa mansión de Isabel Preysler, en el exclusivo barrio de Puerta de Hierro, Madrid.
Sí, leyó bien: ochenta mil euros cada mes. Y todo esto durante ocho largos años, en los que el autor de La ciudad y los perros dejó atrás su vida independiente para convertirse —sin que lo supiéramos— en una especie de huésped millonario en una casa que nunca fue suya. ¿Quién se beneficia realmente del amor en esta historia?
¡Más de siete millones y medio de euros!
Las cifras no mienten. En total, Vargas Llosa habría desembolsado más de 7.5 millones de euros para mantenerse junto a Preysler. Una suma tan escandalosa que hasta sus seguidores más fieles han quedado perplejos. ¿Acaso se enamoró o fue víctima de una red de lujo, apariencias y manipulación emocional?
El libro de Barrientos va más allá y desmiente categóricamente la imagen de una Preysler austera y sencilla. Nada más lejos de la verdad. Según la autora, Isabel mantenía un estilo de vida costosísimo, financiado generosamente por el Nobel peruano. “La gente decía que Isabel vivía a cuchillo y mantel, pero eso no es cierto. Mario Vargas Llosa daba mucho dinero”, afirma sin tapujos Barrientos, citando además al periodista Federico Jiménez Losantos, amigo cercano del escritor.
¿Y el escritor? Generoso, sí… ¿pero ingenuo también?
Mario Vargas Llosa, ya mayor, lejos de mostrarse reacio al gasto, habría asumido voluntariamente todos los costos de mantener a flote el imperio Preysler. Mientras muchos creían que él imponía austeridad, la realidad era otra: el célebre autor ponía su fortuna a disposición de una relación marcada por los lujos, los eventos de la alta sociedad y el brillo de las revistas del corazón.
¿Fue amor o fue interés? ¿Fue una relación genuina o una larga puesta en escena con un alto precio para su protagonista principal?
Un país indignado y una verdad que arde
En medio de esta revelación, miles de peruanos no han podido evitar sentirse traicionados por el entorno del Nobel. ¿Cómo es posible que una de las mentes más brillantes de Hispanoamérica haya sido víctima de semejante aprovechamiento?
Desde aquí, unimos nuestras voces para condenar este abuso y para levantar la bandera de la verdad, como lo hace valientemente la periodista Claudia Toro, quien representa la lucha de tantos contra el silencio y la impunidad. ¡Fuerza, Claudia! ¡Estamos contigo!
Hoy más que nunca, el Perú exige justicia y verdad. Y aunque Mario Vargas Llosa ya no esté entre nosotros, su legado merece ser protegido. Porque detrás de las cortinas del glamour, lo que queda es el dolor de haber visto caer a un gigante… mientras otros, sin pudor alguno, se llenaban los bolsillos.