Durisimo noticia para Gorriti
En un día histórico para el Perú, se celebró con bombos y platillos la promulgación de la Ley N°32301, una norma que marca un antes y un después en el uso de los fondos de cooperación internacional. Esta ley, esperada por años por quienes claman por verdadera transparencia, busca ponerle candado al mal uso de los recursos que, en teoría, deben estar destinados a los sectores más vulnerables del país.
La norma modifica la Ley N°27692 y fortalece la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI), obligando a todas las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) que gestionen proyectos con fondos extranjeros a registrarlos y someterlos a vigilancia. ¿El objetivo? Evitar que el Perú siga siendo tierra fértil para el lavado de dinero disfrazado de “ayuda social”.
Pero mientras los ciudadanos celebraban en las calles este paso firme hacia la legalidad y el orden, una figura sombría se retorcía entre lágrimas ante las cámaras y micrófonos: Gustavo Gorriti, el llamado “operador político en la sombra”, aquel que por años ha tenido un tentáculo metido en la Fiscalía, se lanzó en un berrinche sin precedentes.
“Esta ley está hecha para asesinar al periodismo”, clamó dramáticamente el director de IDL-Reporteros, con una voz entrecortada y los ojos húmedos que más parecían una puesta en escena teatral. “La reserva de fuentes, la confidencialidad… ¡todo eso quedaría destruido!”, gritó, como si la transparencia fuera su peor enemiga.
Pero lo que realmente se destruye con esta ley no es el periodismo, sino el velo de impunidad con el que durante años ciertos sectores —protegidos por supuestos intereses periodísticos y derechos humanos— han canalizado millones sin rendir cuentas a nadie. La comparación con la Ley FARA de Estados Unidos, que obliga a los agentes extranjeros a revelar sus vínculos y objetivos, es más que acertada. El Perú ya no quiere ser cómplice de intereses foráneos disfrazados de filantropía.
Y es que recientes informes internacionales han dejado al descubierto una verdad incómoda: menos del 20% de los fondos de cooperación internacional llegan a quienes verdaderamente los necesitan. El resto se diluye entre sueldos inflados, campañas ideológicas, y proyectos fantasmas. Con la Ley N°32301, eso se acabó.
— sin mermeladas (@sinMermeladaspe) April 24, 2025
Los peruanos tienen derecho a saber en qué se gasta el dinero que llega desde el exterior en nombre de la solidaridad. Y si para eso hay que hacer llorar a ciertos personajes con delirios de poder intocable, pues que lloren. Porque el Perú ya no se gobierna desde las sombras. ¡Se gobierna con la luz de la ley y la voluntad del pueblo!