Política

Hoy es tu fin por tu soberbia

¡Bomba política en el Perú! Esta noche marcará un antes y un después en la historia reciente del país: Salvador del Solar, el actor convertido en político, el símbolo pulcro de la élite «progre», será inhabilitado oficialmente por su papel protagónico en el cierre inconstitucional del Congreso en 2019, una jugada peligrosa que muchos aplaudieron en su momento sin medir sus consecuencias legales. El telón finalmente cae para quien fuera presentado como la gran esperanza caviar, el rostro amable de la demolición institucional.

Los votos ya están listos, la decisión está tomada. En una sesión que promete ser de alto voltaje, el Congreso aprobará su inhabilitación por 10 años para ejercer cualquier cargo público.

Del Solar pasará de alfombra roja y palacio de gobierno… al exilio político. El “mártir de la democracia”, como lo vendieron los medios afines al progresismo capitalino, quedará oficialmente tachado por atreverse a jugar con fuego institucional en nombre de una falsa moral superior.

Recordemos los hechos: en septiembre de 2019, bajo el gobierno de Martín Vizcarra, Del Solar, entonces presidente del Consejo de Ministros, fue la figura visible de un golpe encubierto disfrazado de lucha anticorrupción.

Se atrevió a ingresar al hemiciclo con soberbia, tratando de imponer un voto de confianza exprés, en una maniobra calculada para forzar la disolución del Parlamento. Un acto que hoy, a la luz de las investigaciones, ha sido calificado como una grave vulneración al orden constitucional.

La narrativa caviar lo pintó como un héroe, pero la historia no se escribe con titulares del diario El Comercio ni con aplausos de las ONGs.

La historia real se escribe con consecuencias, y esta noche el Perú recupera un poco de justicia. Con su inhabilitación, se envía un mensaje claro a todos los que creen que pueden pisotear la institucionalidad con discursos floridos: nadie está por encima de la ley.

El sueño caviar se desmorona. Salvador del Solar era su carta dorada, el que podía regresar “con gloria” en una futura candidatura presidencial. Pero eso se acabó. Con él, se va también la ilusión de una izquierda perfumada, disfrazada de modernidad, que tanto daño ha hecho a la república.

¡Hoy cae un símbolo! Y con él, cae también la arrogancia de quienes creían que la democracia era su juguete exclusivo. El Perú despierta… y los caviares tiemblan. ¿Quién será el siguiente?

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