Maria Pia resiste tras la infamia que te hicieron anoche
El país entero ha sido testigo de un nuevo y lamentable episodio en las redes sociales: los ataques cobardes contra María Pía Copello, una de las figuras más queridas y respetadas de la televisión peruana. Lo que comenzó como una muestra de preocupación ciudadana frente a la delincuencia desbordada terminó siendo distorsionado, manipulado y usado como arma política por sectores que solo buscan el desorden, la división y el caos.
Y lo peor es que estos ataques no vienen solos. Detrás de los perfiles falsos y los insultos anónimos se esconde un ejército de trols “progresistas” —supuestamente parte de la generación Z—, que repiten como loros los discursos de los agitadores profesionales y caviares de siempre. Esos mismos personajes que, en lugar de construir, viven sembrando odio y destruyendo reputaciones desde la comodidad de sus teclados.
Una aclaración valiente y oportuna
María Pía, con la serenidad y la elegancia que la caracterizan, tomó la palabra en su programa Mande quien mande para poner fin a la manipulación. “Las cosas se distorsionaron y ya no estoy de acuerdo”, dijo con firmeza. Su mensaje fue claro: ella nunca llamó a una movilización política, sino a una expresión de preocupación ciudadana ante el incremento brutal de la delincuencia.
Acompañada por Mario Hart y Carlos Vílchez, la conductora explicó que su intención fue dar voz a millones de peruanos que se sienten desprotegidos frente al crimen, y no prestarse al juego de quienes usan cada oportunidad para incendiar las calles. “Quisimos alzar la voz contra la delincuencia, no organizamos nada político”, remarcó.
Pero, como era de esperarse, los enemigos del orden y los defensores del caos vieron una oportunidad. Transformaron su buena intención en una excusa para lanzar una campaña de desprestigio. Las redes se llenaron de insultos, burlas y desinformación, impulsadas por cuentas sospechosamente coordinadas.
Los agitadores del caos: una vieja estrategia
Entre los que encabezaron esta ofensiva destaca el polémico Curwen, conocido agitador mediático y promotor del desorden. En sus redes lanzó frases cargadas de desprecio hacia María Pía:
“¿Ustedes realmente creen que la señora María Pía Copello estaba interesada en este tema? Ni siquiera sabía para qué iba a marchar”.
Un ataque gratuito, sin fundamentos y claramente orientado a ridiculizar a una mujer que tuvo la valentía de aclarar su posición con transparencia. Pero, claro, esa valentía no le conviene a quienes viven de la confusión y del enfrentamiento.
Lo de Curwen no sorprende. Es parte del libreto de los caviares y radicales que, disfrazados de analistas o influencers, llaman al “despertar ciudadano” mientras en realidad buscan una sola cosa: desestabilizar al país. Su objetivo es simple: convertir la legítima preocupación por la inseguridad en una batalla ideológica para enfrentar peruanos contra peruanos.
Una generación manipulada
Resulta lamentable que muchos jóvenes, especialmente de la llamada generación Z, caigan en estas trampas. Educados en el ruido de las redes y en la cultura del “me gusta” fácil, se dejan arrastrar por consignas vacías sin analizar quién las promueve ni con qué propósito.
Lo que estos trols no entienden es que atacar a María Pía no es atacar solo a una figura televisiva: es atacar a la voz de una madre, de una ciudadana, de miles de peruanos honestos que piden vivir sin miedo.
La verdadera rebeldía no está en repetir los discursos de los agitadores, sino en pensar por cuenta propia. Y eso es lo que los radicales no soportan: que alguien como María Pía rompa su narrativa, que se atreva a decir “no” cuando las cosas toman un rumbo equivocado.
— sin mermeladas (@sinMermeladaspe) October 14, 2025
Nuestro mensaje final: no más odio
Desde aquí expresamos toda nuestra solidaridad con María Pía Copello. No estás sola. El Perú decente, el que trabaja, el que sufre los embates de la delincuencia día a día, está contigo.
A los trols y agitadores que promueven el caos para este 15 de octubre les decimos: ¡ya basta! No vamos a permitir que utilicen el miedo y la manipulación para dividir al país. La violencia, venga de donde venga, no es el camino.
María Pía habló con el corazón, y eso, en tiempos de mentiras y ruido, es un acto de valentía. Hoy más que nunca, el Perú necesita voces sinceras y valientes, no provocadores ni mercenarios digitales.