Televisión

Mira porque Angie Jibaja es la peor madre del Peru

En un país donde la maternidad se valora como un pilar sagrado, el nombre de Angie Jibaja vuelve a encender las alarmas. ¡Sí, otra vez! Y esta vez el drama se torna más oscuro, más crudo, más preocupante. Porque ya no se trata de excesos faranduleros ni escándalos televisivos… se trata del futuro de sus propios hijos. La batalla legal entre Romina Gachoy y Angie Jibaja ha revelado una verdad incómoda: detrás del glamour roto y las promesas vacías, se esconde una madre que ha fallado, una y otra vez, en su rol más importante.

Una madre sin pruebas, sin compromiso y sin rumbo

Romina Gachoy, actual pareja de Jean Paul Santa María y madre protectora por convicción, ha dicho basta. En medio de una lucha judicial por la tenencia de los hijos que Angie dejó atrás, Gachoy ha soltado una bomba devastadora: ¡Jibaja no ha mostrado ni una sola prueba médica que confirme su rehabilitación! Ni exámenes toxicológicos, ni informes clínicos, ni seguimientos terapéuticos. Nada. Solo palabras vacías que pretenden maquillar una realidad dolorosa. ¿Cómo puede alguien exigir la custodia de unos niños sin demostrar que es capaz de cuidarse siquiera a sí misma?

“Destruye el apoyo que se le da” – La verdad que duele

Romina, visiblemente afectada pero firme en su posición, confesó que ha intentado mantener la fe en Angie, esperando ver algún atisbo de cambio real. Pero lo único que ha recibido a cambio son decepciones y recaídas. “Siempre quiero creer en su cambio, pero es difícil cuando no se ve compromiso real”, declaró Gachoy, con la sinceridad de quien ha vivido el drama de cerca. Y es que, lejos de luchar con dignidad por sus hijos, Jibaja parece más interesada en construir una narrativa de víctima que en afrontar su responsabilidad como madre.

Los niños, las verdaderas víctimas de este drama

Mientras Angie insiste en que está “mejor” y que merece recuperar a sus hijos, la realidad es que los menores siguen dependiendo emocionalmente de Romina y Jean Paul, quienes han sido —para bien o para mal— los únicos pilares estables en sus vidas. “No se trata de Angie ni de mí. Se trata de ellos”, repite Romina, como un mantra maternal frente al desorden emocional que ha generado Jibaja. ¿Acaso no es evidente que los niños merecen estabilidad, estructura, y sobre todo, una madre que esté realmente presente?

La rehabilitación no se proclama: ¡SE DEMUESTRA!

Para los expertos en derecho familiar, los jueces y la sociedad entera, la rehabilitación no se basa en entrevistas sentimentales ni en lágrimas de cámara. Se demuestra con hechos. Con documentos. Con pruebas concretas. Pero Angie no ha mostrado absolutamente nada. Su ambulatorio tratamiento no basta para convencer a quienes deben velar por el bienestar de sus hijos. ¿Y entonces? ¿Hasta cuándo se permitirá esta ambigüedad peligrosa?

¿Madre o mito? El ocaso de la «Chica de los Tatuajes»

Alguna vez considerada una figura rebelde, una voz distinta en la farándula nacional, hoy Angie Jibaja solo representa el ejemplo más triste de una madre ausente, sin constancia ni responsabilidad. Las oportunidades se le han dado. El apoyo también. Pero ella insiste en sabotear su propia redención. Y mientras tanto, los niños crecen viendo cómo su madre prioriza discursos mediáticos por encima de una verdadera transformación.

Conclusión: ¡Ya basta de excusas!

El Perú necesita madres que luchen por sus hijos con el alma, no con titulares. Que enfrenten sus demonios con valentía, no con negación. Y Angie Jibaja, tristemente, ha demostrado —una y otra vez— que no está lista. Por eso, hoy más que nunca, se gana a pulso el triste título de “la peor madre del Perú”. Porque no hay peor madre que aquella que abandona, promete sin cumplir y pone en riesgo la inocencia de sus propios hijos. ¡Alerta roja nacional!

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