Un golpe final recibio Chibolin
¡Indignante, escandaloso y vergonzoso! Andrés Hurtado, más conocido como ‘Chibolín’, acaba de recibir un durísimo golpe que lo hunde aún más en el pantano de la corrupción y las mafias. La justicia peruana ha hablado con contundencia, y el otrora conductor de televisión no saldrá del penal de Lurigancho. Su apelación fue rechazada, y deberá cumplir los nueve meses de prisión preventiva por el presunto delito de tráfico de influencias, relacionado con un caso que ha estremecido a la opinión pública.
El caso Siucho: la trampa que enterró a ‘Chibolín’
Todo comenzó con una oscura maniobra para tramitar la renuncia a la nacionalidad peruana del futbolista Roberto Siucho. Según las investigaciones, Hurtado habría usado sus contactos y su influencia para presionar a nada menos que Roxana del Águila, exsuperintendente de Migraciones. ¿La razón? Facilitar, de forma irregular, el trámite de renuncia del futbolista, un proceso normalmente minucioso y reservado.
Lo que parecía una simple colaboración terminó revelando una red de favores turbios y tráfico de influencias que salpica incluso al entorno político y judicial. Una vergüenza nacional.
La justicia no le cree ni una palabra
La defensa de Hurtado intentó todo: alegó falta de pruebas, presentó contratos, recibos de luz, un DNI, y hasta intentó conmover al tribunal mencionando a su hija menor. Pero la Sexta Sala Penal de Apelaciones fue categórica: todos los elementos presentados ya habían sido considerados anteriormente y no existía nada nuevo ni convincente que ameritara cambiar la prisión preventiva. Se queda en la cárcel.
Lo más lapidario fue la ratificación de la declaración de Roberto Siucho ante la Fiscalía. La sala subrayó que su testimonio mantiene total vigencia y es clave en el caso. El propio futbolista habría confirmado la participación directa de Hurtado en los hechos investigados. El círculo se cierra.
Sin arraigo real: una vida de apariencias
Aunque su defensa habló de arraigo domiciliario, laboral y familiar, los jueces no se dejaron engañar. Se reveló que Hurtado alquila múltiples inmuebles, por lo que su “residencia fija” es, en realidad, cuestionable. Sobre su supuesto trabajo en Panamericana TV, se evidenció que el vínculo está suspendido y no hay certeza de que vuelva a ocupar un cargo. Y lo más impactante: no se demostró que viva con su hija menor, echando por tierra la imagen de padre comprometido que pretendía mostrar.
Y hay más: otro caso aún más escandaloso
Por si fuera poco, esta no es la única prisión preventiva que enfrenta ‘Chibolín’. También pesa sobre él otra medida coercitiva de 18 meses por presunto tráfico de influencias y cohecho activo. En ese caso, se le acusa de haber intervenido —una vez más— para ayudar al empresario Javier Miu Lei a recuperar barras de oro incautadas, nada menos que con la presunta colaboración de la fiscal Elizabeth Peralta.
Un verdadero prontuario. Andrés Hurtado pasó de animar programas con frases grandilocuentes a quedar al desnudo como una figura envuelta en presuntas prácticas corruptas y mafiosas.
¿El fin de un personaje mediático?
Lo que está ocurriendo con ‘Chibolín’ no es solo una tragedia personal: es una advertencia para todos aquellos que creen estar por encima de la ley. El Perú ya no es tierra fértil para los favores bajo la mesa, los contactos oscuros ni los “llamados de influencia”. La justicia, aunque a veces demore, llega con fuerza.
Hoy, Andrés Hurtado enfrenta no solo la cárcel, sino el derrumbe total de su imagen pública. De conductor pintoresco a símbolo de corrupción. La caída ha sido estrepitosa y, por lo visto, no hay vuelta atrás. La opinión pública exige justicia, y la justicia está respondiendo.



