Se pudrio todo para Jose Domingo Perez
El cuestionado fiscal José Domingo Pérez, conocido por sus extravagantes intentos de victimización, vuelve a ser el centro de atención con sus acusaciones absurdas. Esta vez, el fiscal intentó sancionar a los abogados del caso Cócteles, Humberto Abanto y Giulliana Loza, alegando que estos le hicieron gestos obscenos. Sin embargo, el Poder Judicial, en un acto de sensatez, decidió ponerlo en su lugar y desestimó su pedido de sanción.
Pérez, quien ha hecho de la victimización su herramienta preferida en la sala de audiencias, se quejó amargamente de que los defensores de Keiko Fujimori y Jaime Yoshiyama exteriorizaron expresiones de discriminación sexual en su contra. Este lloriqueo resultó en un pedido sancionador sin pies ni cabeza, que fue rápidamente rechazado.
Durante la reciente audiencia, el colegiado a cargo decidió no imponer sanción alguna a Abanto y Loza, ya que no encontraron ninguna evidencia que sustentara las acusaciones del fiscal. El Poder Judicial, además, aprovechó para recordar a todos los involucrados que deben mantener la compostura, un consejo que parece especialmente necesario para Pérez.
Pero Pérez no se quedó callado. En un intento desesperado por defender su honra, se lanzó nuevamente contra la decisión del Poder Judicial. A pesar de que la recomendación de mantener la compostura estaba dirigida a todas las partes, investigadas e investigadoras, Pérez se tomó la libertad de sentirse ofendido en nombre del Ministerio Público.
Con su característica defensiva, Pérez alegó que la resolución afectaba al Ministerio Público, que según él, siempre actúa con rectitud. “Esta resolución está afectando al Ministerio Público, responsable de la defensa de la legalidad (…) Estamos solicitando que se revoque en el extremo de la recomendación a todos los sujetos procesales, cuando el MP no ha manifestado alguna inconducta que deba ser objeto de recomendación, advirtiéndose un vicio extra petita en la presente decisión”, refutó el fiscal, casi con lágrimas en los ojos.
La situación resulta casi tragicómica: un fiscal que se siente atacado por gestos inexistentes y que busca a toda costa sancionar a los abogados de sus enemigos políticos. El Poder Judicial, al ponerlo en su lugar, demostró una vez más que las acusaciones infundadas no tienen cabida en una sala de audiencias seria.
José Domingo Pérez, con su teatralidad habitual, ha vuelto a convertirse en el hazmerreír del sistema judicial, recordándonos que, en ocasiones, la justicia debe lidiar no solo con delincuentes, sino también con fiscales que se sienten protagonistas de un drama inventado.